lunes, enero 08, 2007

Sea sólo por si acaso.



¿Se han preguntado alguna vez a qué personaje histórico se parecen más?


Es lo que tiene el aburrimiento, que entre otras grandes preguntas como “hasta donde se lava la cara un calvo” o “ por qué las ciruelas negras son rojas cuando están verdes”…uno se pregunta esta clase de cosas.

Algunos dirán por ejemplo que a Napoleón, porque creen que son grandes conquistadores…otros por el contrario, que a Pepe Botella (creo que no hace falta explicar nada), habrá quienes piensen que a Colón -entre huevos queda el tema- y quienes digan Carlo Magno, Margaret Thatcher… y así un sinfín de respuestas.

Pero déjenme decirles que se engañan, porque al personaje histórico al que más nos parecemos todos, es al olvidado Diógenes.

Seguro que han oído hablar del “Síndrome de Diógenes”. Esas pobres personas que almacenan montones de trastos sin utilidad alguna, que recogen todo lo que encuentran por la calle y lo llevan a casa y allí lo guardan todo y no hay quién se lo quite…No se por qué está ahora tan de moda, si todos lo hemos hecho siempre. Todos llevamos un Diógenes dentro de nosotros.
Es culpa de una de las más desafortunadas frases del castellano: el “por si acaso”.

Si esa frase no existiera, los armarios de todas las casas del mundo estarían mucho más vacías y alguna vez en nuestra vida viajaríamos sin pagar exceso de equipaje.
Y es que en los armarios de las casa hay mucho “por si acaso”, vamos… a algunos sólo hace falta ponerles un chino en la puerta para que parezcan un “todo a euro”.
Pero en las maletas… hay sí que hay “por si acaso”…unos 50 eurazos de por si acaso, que es lo que viene a salirte el sobrepeso cuando te vas a Canarias pero te llevas las botas de agua, la bufanda, los guantes, el plumífero, el chubasquero y el paraguas…por si acaso.
¡Por si acaso han puesto una estación de esquí y no te has enterado!

Otro lugar donde también hay mucho por si acaso es en los bolsos de las chicas.
El elemento “por si caso” por antonomasia son los clinex. Lo curioso es que uno casi nunca piensa llevarlos por si acaso tiene mocos, no no. Son por si acaso te caga una paloma, o se te cae el café encima…o comes langosta…
Además en esos bolsos hay un kit entero dedicado al “por si acaso”: aspirinas, horquillas, imperdibles… son como la gabardina del inspector Gadget. Una vez, en pleno verano, vi a una chica que en vez de sacar de él un abanico, sacó un ventilador…la cosa es seria.
Claro que como pierdan el bolso…que lo raro es que no lleven dos bolsos, por si acaso…

Si lo pensamos bien, más de la mitad de las cosas que tenemos son de todo inútiles, están ahí sólo por si acaso.

Esas camisetas viejas, por ejemplo, que deberíamos tirar, pero que siguen quedándose en casa, asumiendo la nueva categoría de “ropa para casa”, que es mentira ¡jamás nos las ponemos en casa!... o las jabonetas de los hoteles, que algunos afirman que son de recuerdo pero en el fondo son sólo otro síntoma de nuestra enfermedad … o el típico revolvedor de plástico que te ponen en el cubata…¿quién no ha tenido uno de esos?...o las cajas vacías de los cds… cds que acabas guardando en un porta cds o grabando para la gente, pero cuyas cajas vacías guardas por si acaso…
Y cómo no, un clásico: las bolsas de plástico.
En mi casa hay un armario entero lleno de bolsas de plástico…hace poco han empezado a quejarse de overbooking…corren rumores de motín. Lo abres y prffffffffffff se te caen todas encima… menos mal que pesan poco.
La japutez del tema es que luego, cuando necesitas una bolsa ¡no te sirve ninguna!
Hay algunas que son demasiado pequeñas y otras que son demasiado grandes… cuando encuentras una intermedia, más grande que las pequeñas y más pequeña que las grandes no tiene asas o es muy frágil y necesitas dos, y claro, nunca hay dos del mismo tamaño…

Las madres son fanáticas del por si acaso:
Ya de bien pequeño te vacunan contra la difteria, el tétanos, la tos ferina, la poliomelitis, la hepatitis, el sarampión, la rubéola…y ya de paso contra la fiebre amarilla, la malaria, el dengue, la fiebre tifoidea…
Lo bueno es que ya puedes comerte todas las plastidecor que quieras o quedarte clavado en una tabla llena de clavos roñosos que no te pasa nada.

Luego, te mandan al cole con 3 jerseys debajo del abrigo, que yo estoy en que te forran de esa manera para tapar los agujeros que te han dejado con tanta vacuna…
Y si vas a patinar añaden a eso el casco, las muñequeras y las rodilleras, por si acaso…
Vamos, que si no quieres ir rodando, aprendes a patinar por huevos.

También por si acaso, guardan todos los libros del cole de tu hermano mayor.
Lo mejor es que los ejercicios se quedan hechos, y menos mal que cuando quieren borrarlos, tú ya has aprendido como funciona este mecanismo y les puedes decir: bah… déjalos por si acaso…

Lo curioso es que el "por si acaso" se deja así sin completar, con puntos suspensivos.
Porque si lo completásemos, la mayoría de las veces, la otra mitad de la frase sería absurda: cuando llevas chuletas a un examen, por ejemplo.
“No, si ya me lo se… pero son por si acaso…”
¡Si, por si acaso no me da la gana de acordarme y se me antoja copiar!

Hay incluso cosas que existen sólo “por si acaso”, sabiendo de antemano que raramente se van a utilizar, como las puertas de emergencia o los condones de las carteras de los chicos.

Hay que acabar con el “por si acaso”…afirmación bajo la cual se permiten las más tremendas atrocidades. Imaginaos: “me iba a cortar las uñas, pero me las voy a dejar seguir creciendo, por si acaso…” O cosas más terribles como “pues me iba a duchar, pero por si acaso…”

Aunque pensándolo bien, quizá no sea tan malo, quizá es sólo que abusamos de él, que lo utilizamos indebidamente…porque en realidad, lo cierto es que si se usase correctamente podría haber evitado grandes tragedias.
Ya podía haber dicho el tipo del Titanic: “A ver, nos van a salir un pastón tantos botes salvavidas… pero en fin, vamos a ponerlos por si acaso…”