martes, diciembre 18, 2007

Puede ser la lectura de “La metafísica de los tubos” – poco recomendable para espíritus perturbados-, eso o que los excesos pre-navideños ejercen un funesto efecto no sólo en el estómago y en los vaqueros, sino también en las conexiones mentales.
O puede ser que el tatuaje de la tan entrañables “Onduladas original” contenga sustancias estupefacientes que llegan con rapidez a la sangre o puede ser incluso que no sea la causa ninguna de las opciones anteriores…con lo cual la cosa es aún más preocupante.
El caso es que quién sabe por qué, últimamente encuentro planteamientos demasiado existenciales… en cosas demasiado absurdas como para servir de punto de partida.




Yo estaba en la parte derecha. La de los vagos.
Me preguntaba si quizá el metro estaba a punto de llegar… y si quizá sería más útil pasarme a la parte izquierda, la de los ansiosos, a fin de coger ese metro que si efectivamente estaba a punto de llegar, no cogería a tiempo vista la velocidad con la que la escalera mecánica me llevaba hacia el subsuelo de la urbe.
Por otra parte si me pasaba a la parte izquierda y bajaba escalones a la vez que la escalera mecánica descendía… la velocidad con la que llegaría abajo sería mayor, pero quién sabe si vería el metro justo ponerse en marcha con el indignante “pi pi pi” de sus puertas al cerrarse, en el preciso instante en el que metía mi “creditrans” en la ranura prevista para ello. Y eso, me daría más rabia que llegar al andén y ver en el panel “2 minutos” sabiendo que el anterior metro había pasado mientras yo estaba acomodada en la escalera.

Es evidente, que tanto los vagos como los ansiosos, íbamos a llegar al mismo lugar, dos minutos antes o dos minutos después. No se hasta que punto esos dos minutos son cruciales. Aquí me hago eco de una de esas palabras tan molestas, con las que la gente trata de dar consistencia a sus argumentos menos fundados: “Depende”.
Por otra parte, tampoco estoy muy segura de si una vez que todos estamos dentro del mismo vagón, con la misma cara de póker o el mismo afán de agarrarnos a una barra a nuestra altura, importa demasiado si somos de los que hemos estado quietos dejando que la escalera mecánica sea una cosa útil o de los que hemos puesto en evidencia su absurdez haciendo ver que andando, también se llega y más rápido.

Por fin acaba el trayecto de escaleras mecánicas. Camino, ahora sin opción.
Introduzco mi creditrans y llego al andén:


“2 minutos”
Qué desconocido consenso ha sentenciado que la parte de la derecha es la de los vagos y la de la izquierda la de los ansiosos. O incluso… por qué esto se respeta en las escaleras del metro y después en la autopista te adelantan por la derecha…

“1 minuto”
Por qué la gente que quiere bajar las escaleras y no dejar que las escaleras le bajen, elige las mecánicas y no las tradicionales. O incluso… porqué si las escaleras mecánicas han sido creadas con el fin de que te bajen, tienen forma de escalera tradicional, como invitando a que las bajes tu mismo…

“pi pi pi…”
Quién ha inventado el nombre de “creditrans” para designar al “bono” de toda la vida…

Me monto en el mismo vagón que gran parte de todos los desconocidos vagos de la parte derecha, pongo cara de póker y el afán que requiere buscar una barra de mi altura a la que agarrarme…hace que desaparezca la imperiosa necesidad de dar respuesta a mis preguntas.


Pero si acaso las encontrase en un próximo trayecto, se lo haré saber. Bueno, o no.
Depende.

jueves, noviembre 15, 2007

Arte moderno

Y sin ánimo de ofender, pero siendo un poco serios...


Tú este diseño lo haces en el examen de dibujo del cole…

y te pencan.

O llegas a casa diciendo que has encontrado este objeto decorativo...


y tu madre te dice seguro “aquí no quiero más mierdas” y lo tira.

Desde la ignorancia más absoluta…

¿Cuándo diez brochazos dejan de ser una “chorrada” para convertirse en “arte moderno”?


O una piedra…¿cuándo una piedra deja de ser una piedra para convertirse en “arte moderno”?


¿Por qué esto si…



…y esto no?



¿Por qué esto si…


…pero esto no?


A estas alturas, muchos se frotan las manos, despliegan todos sus poderes telepáticos y confían en su intuición (si empieza por 0 no me gusta, el 3 me da suerte, el 696969 pinta bien…) e intentan adivinar cual será el número del gordo estas navidades…
Yo señores, me conformo con saber qué es el arte moderno, porque es saber eso – que no es poco- y el resto llega solo…

Pero es realmente difícil.

Residirá el secreto en poner un rebuscado nombre a lo más cotidiano, o por el contrario en llamar “sin título” a aquellas cosas que realmente necesitarían del mismo para cobrar algún sentido (por pequeño que sea)…
Tendrá que ver con la imaginación, con la técnica, con la dificultad de convencer de que una tontería es algo sublime…con la manera en la que son miradas las cosas cuando en vez de estar en una esquina del garaje están dentro de un edificio en cuya puerta pone “MUSEO” y donde la gente camina despacito –despacito, en silencio y con los ojos muy abiertos parándose delante de cada cosa que encuentra en su camino…


"Metafìsica de la escalera"


"Pulidora del silencio"











"Ladrillos superpuestos"
(Super bien puestos, diría yo...)









Creo – sinceramente- que deberíamos añadir esta pregunta a las grandes dudas existenciales.

domingo, noviembre 04, 2007

C.A.R.T.E.L

C-ómo
A-cer
R-ótulos
T-an
E-spinosamente
L-íricos

“Cartel, afiche o póster es una lámina de papel, cartón u otro material que sirve para anunciar o dar información sobre algo.”

Todos de acuerdo.
Pero lo más importante es que a veces, los carteles nos anuncian a nosotros mismos.
Sus maquiavélicos creadores… con mucho humor y un poquito de mala leche, y bajo la falsa apariencia de darnos una información liviana y práctica, de hacernos un favor… lo que hacen en realidad es definirnos…¡haciéndonos burla!

Ejemplo primero:


Suavizándolo con un “majetes”, lo que de verdad quiere decirnos es “ladrones”.

Pero tampoco vamos a escandalizarnos, porque todos absolutamente todos hemos cogido alguna vez alguna cosilla de los lugares públicos…una copa, un cenicero, los jaboncillos de los hoteles…
Los bares, alarmados por la falta de menaje, comienzan ya a inventar soluciones:
el típico “gracias por venir” de las servilletas, no es ya tan importante como el innovador “gracias por dejarme” de los vasos.

Ejemplo segundo:


“Y ahora que ya has leído todo, pasa, tómate una caña y conócenos…”

¿Cómo nos define este cartel? Está claro, como “agarrados”.
Porque donde dice muchas ganas de “trabajar”, está implícito muchas ganas de “cobrar”…y aunque lo de los camareros, la cocinera y los extintores está muy simpático (bueno, con lo de los extintores se han pasado un poco, sólo faltaba anunciar que el bar no tiene licencia)… un negocio es un negocio.

Si, agarrados. Que todos hemos visto como más de uno se pasa la tarde ocupando una mesa, con un mostito, mirando la barra y comentando… “pues si que tienen buena pinta los pinchos, sí”… Pues pídase uno… que no son de cera… que se pueden comer…


Ejemplo tercero:



Y aquí “LA DIRECCIÓN" se ha lucido.
Porque hombre… o eres de sus mejores clientes o eres de mala madre y mal vivir… Coño, y si sólo quiero tomarme una caña… ¿qué necesito, una carta de recomendación?

***


Como siempre…y también a la hora de poner carteles, hay gente para todo.


Hay quienes eligen, preparan cuidadosamente el lugar más propicio para colocar su mensaje y esperan a tener algo para comunicar...



Y quienes tienen tan claro lo que quieren comunicar, que el lugar les importa una mierda…

“En la aZera no se aparca”

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